Sentir que tú lo haces todo por el mundo, por las personas que te importan, por tus amigos. Pero por un error te derrumbas y te regañan. Te ofenden, en público. Te dan donde más te duele, llamándote la peor palabra del diccionario.
Y cuando terminan, tus amigos, por los que tú lo darías todo, no están. Están en lo suyo, no se dan cuenta de que no quieres hablar, de que lo único que te apetece es llorar en compañía. Ellos te ignoran, pasan de tus problemas, porque o bien tienen los suyos o bien no quieren empaparse.
Diles gracias, porque es un sentimiento que te demuestra que no van a estar ahí siempre y que sí, que todo aquello que te dijeron en aquella bronca, se hará realidad. Quedarás como una pringada sin futuro y sin amistades.