sábado, 12 de marzo de 2011

El fuego.

El fuego. Ese elemento tan elegante, tan fuerte. Es completamente poderoso. No hay nada que el fuego no pueda hacer. Puede destruir materia. Puede crecer. Encoger. Morir. Nacer. Es una entidad sin cuerpo. Un alma inmaterial con sustancia.

Es todo lo que es y no es nada.

El fuego. Ese elemento que puede matar y que hace vivir.El que da calor, el que impone su voluntad.

jueves, 10 de marzo de 2011

Pringada sin futuro.

Sentir que tú lo haces todo por el mundo, por las personas que te importan, por tus amigos. Pero por un error te derrumbas y te regañan. Te ofenden, en público. Te dan donde más te duele, llamándote la peor palabra del diccionario.

Y cuando terminan, tus amigos, por los que tú lo darías todo, no están. Están en lo suyo, no se dan cuenta de que no quieres hablar, de que lo único que te apetece es llorar en compañía. Ellos te ignoran, pasan de tus problemas, porque o bien tienen los suyos o bien no quieren empaparse.

Diles gracias, porque es un sentimiento que te demuestra que no van a estar ahí siempre y que sí, que todo aquello que te dijeron en aquella bronca, se hará realidad. Quedarás como una pringada sin futuro y sin amistades.

martes, 15 de febrero de 2011

¿Se perdió en el olvido?

Esa mañana de aquel invierno me levanté para ir a comer. Supongo que nunca podré voler a pasar por aquel momento. En cuanto me di la vuelta, pensé que toda mi vida se caía sobre mis pies. Pensé en olvidarme de todo, decirle adiós a la vida, pero dejaría demasiado. Más de lo que debía dejar.

Me encaminé al patio trasero de mi casa, donde pasaba la mayor parte del día, y en el que pensé, pasaría los mejores años de mi vida, pero no fue así. En su lugar, recuerdo mucho dolor y sufrimiento, sentimientos que quería dejar atrás, olvidarlos para siempre.

Ahora que estoy aquí, sola con mi agonía, no la deseo más, quiero dejarla ir, dejarla marcharse para no volver jamás. En aquel patio lloraba, la angustia me consumía, solo la desesperación me acompañaba en las frías noches sin estrellas que brillaran para mi. En realidad, pensándolo bien, nunca esperé tener felicidad en mi vida, que las sombras de la gente serían mi casa y el silencio, mi melodía. Eso era lo que yo esperaba de mi vida.

Aunque no todo estaba perdido, puesto que de pequeña, lo que recuerdo, yo no era así. Nadie es así de pequeña. Entonces tenía amigas, en la escuela me hablaban... ¿Por qué me conformo con esta vida? ¿Qué pasó con la anterior? ¿Se perdió en el olvido?

Salí de mi casa a dar una vuelta, pero allí seguía el sufrimiento, caminando detrás de mi. No necesitaba aire, necesitaba compañía.

sábado, 12 de febrero de 2011

Pero eres como el resto... Tú eres normal.

¿Cuánto ha pasado?
Ya he perdido la noción del tiempo... desde que me dijiste "te quiero" han pasado años en mi corazón pero solo unos meses en la realidad.

Veo el sol salir y pienso en el día que me llamaste temprano para salir a pasear... A las doce del medio día, ahora hace tres meses, me dijiste "vamos, quiero enseñarte algo..." y cogiste mi mano tiernamente. A las seis empezó a anochecer y me llevaste a un sitio elevado, sin nada por medio, y me enseñaste la puesta de sol mientras yo estaba bajo tu brazo...

Aún siento tus besos en mi pelo... Aún puedo notar tus susurros en mi oído...

¿Cuánto tiempo ha pasado desde que me dijiste "eres diferente"? ¿Y desde que me dijiste "vayámonos, vente conmigo... Huye."? ¿Qué hacías cuando me decías que yo era especial para ti? Mentir. ¿Alguna de tus palabras de aquella noche fueron ciertas? ¿O tus abrazos, tus besos, tus caricias y miradas eran ciertos?

Me siento idiota por confiar en que tú eras distinto... Pero eres como el resto... Tú eres normal.

Yo merezco un hombre distinto. Quiero una persona que no tenga miedo a contestarme la verdad a la cara, que no mienta. Eso no es lo normal... Y eso es lo que quiero. Y eso es lo que merezco.

Puede que en otro momento pueda ser, cuando madures y pienses... Lo que tengo claro es que cuando te vea en un tiempo, volveré a caer en tus redes...

Mientras tanto, me conformaré con tu olor y con saber que no piensas en mi para nada.

domingo, 6 de febrero de 2011

¿Sabes eso que sientes en el pecho?

Cuando sabes que lo que haces está bien, pero tu corazón lo niega. Tienes dos opiniones contrarias, y no sabes cual es la verdadera. Cuando has hecho algo que tú sabes que está bien, pero tu corazón dice que estás equivocada. No conoces la verdad, pero no te interesa. Porque quieres sentirte bien contigo misma.

No te alegras por tus amigos, por tus mejores amigos. Quieres lo que ellos tienen. Lo deseas. Lo necesitas. Pero sin embargo no te interesa que ellos sean felices o no. Aunque tu corazón sí se alegra, individualmente, como si fuera otra persona. Tu cerebro te hace llorar. Las lágrimas mojan tus mejillas, empañan tus ojos, hacen que se te desgarre el alma. Quieres gritar, pero te aguantas, porque aunque lo intentes, el sonido que deseas no saldrá de tu garganta. No puedes hablar, porque tu corazón te está utilizando como él quiere para que tú te sientas como a él le apetece.

Dentro de ti sabes que eso está mal, pero no haces nada para evitarlo, para cambiarlo. Eres una egoísta, porque quieres que todo lo bueno que tienen ellos te venga a ti. Quieres que esa persona te escuche y te abrace. Quieres que eso que han vivido ellos, lo vivas tú también. Con esa otra persona.

Y mientras piensas esto, sigues llorando, porque eres una egoísta. Completamente idiota, dejándote llevar por emociones y lágrimas. Por desgarros en el alma, dolores indoloros. Sonidos inaudibles que viajan a través de tus oídos, haciendo que tus lágrimas salgan a más frecuencia.

¿Sabes eso que sientes en el pecho? Eso es la soledad, el egoísmo, el dolor. Todo lo malo que tienes en ti mismo, volviéndose físico.

Te decides a necesitarle, a decírselo. Pero él no está ahí, porque él es bueno, él no tiene maldad. A él no le duele el corazón por el egoísmo. Solo siente egoísmo por tenerte, porque seas suya. Pero tú eres mala, no te merece.

Aún así, te lanzas a la piscina, se te acelera el corazón. El dolor vuelve, la soledad te embriaga.

Estás perdida.

Y nadie puede encontrarte.